Cualquier cosa en esta vida se supera, GRACIAS.

Cuando creí que el mundo se me venía encima,
que no había vuelta atrás,
cuando pensé que mi vida no tenía ningún sentido,
que se me había ido lo que más quería,
lo que me hacia feliz, cuando vi que mi día a día me dijo adiós,
me plantee miles de veces el porqué de mi existencia,
el porqué de seguir viviendo,
el porqué no morir ya que mi corazón estaba despedazado y seguía latiendo sólo porque mi cerebro se mantenía vivo echándolo de menos,
cuando creía que no valía la pena seguir en este mundo apreció lo que es mi día a día hoy,
apareció esa amistad incondicional que sé que tendré siempre ,
aparecieron ellas que sé que no me fallaran,
aparecieron ellos que sé que siempre estarán ahí,
no conocía el significado de una verdadera amistad hasta que unos hace menos tiempo, otros hace años, aparecieron en mi vida,tengo que agradecerles mi sonrisa, mis buenas mañanas, mis días en los que la alegría me persigue, esos momentos en los que es imposible estar mal sólo por tener por compañía a estar personas, esas lagrimas que fueron consoladas hasta tal punto que dejaron de derramarse, esas conversaciones que llegan tan hondo que terminan por no recordar mi pasado y ver que mi presente vale la pena,que la vida vale la pena porque al lado de ellos vivir siempre valdrá la pena.
La amistad es lo que significa lo que me han demostrado ellos durante años y meses, los quiero.

Lo tenemos todo y nos quejamos de nada.

Tenemos la costumbre de quejarnos todo el rato,

de creer que cualquier problema hace que el mundo se nos venga encima,

que no podemos con nuestra vida,

que somos desgraciados por tener la vida que tenemos,

que cuando nuestros padres dicen no, pensamos que lo harán por fastidiar,

que de todas las cosas lo peor es una desamor,

que cuando no tenemos pareja somos desafortunados,

que los estudios son una responsabilidad dura y el tener que trabajar una cruz que cargaremos toda la vida al igual que muchas otras responsabilidades que vamos adquiriendo desde que nacemos,

nos pasamos media vida buscando el amor y la otra media quejándonos,

y en realidad tenemos la felicidad delante de nuestras narices,

tenemos familia, tendremos problemas,enfrentamientos,pero tenemos el apoyo incondicional de ellos que siempre estarán ahí,

tenemos la capacidad de estar tan concienciados de que todos somos iguales que podemos tener cualquier amigo, de cualquier parte del mundo, no importa de donde provenga ni lo que haga ya que la amistad es amistad venga de quién venga,

tenemos tiempo como para preocuparnos de enamorarnos de la persona perfecta, de ir cambiando de rutina cuando nos apetece,

tenemos la suerte de tener un techo donde dormir y donde poder comer,

tenemos el lujo de comunicarnos cuando y donde queramos gracias a la tecnología,

tenemos atención sanitaria gratuita,

tenemos transporte por muchos medios,

tenemos la posibilidad de ver mundo,

y aún teniendo todo esto nos quejamos, no vemos que hay gente que por tener no se tienen casi ni a si mismo, que están enfermos cayendo con ellos toda su familia si es que aún les queda alguien que forme parte de ella, que hay gente que no tiene tiempo de preocuparse por enamorarse ya que es mas preocupante lo que van a comer hoy y con el amor de la gente que les rodea tiene más que suficiente, personas que jamás verán mundo, que no podrán conocer lo que es una responsabilidad porque a lo mejor no llegan a los 5 años para poder vivirlo, personas que por catástrofes atmosféricas o por nacer en el país en el que han nacido no tienen casas ni recursos para transportarse y muchas veces ni si quiera lo esencial para sobrevivir,

viven en una lucha constante por seguir día a día en pie ayudando a los que probablemente si se puede estén algo peor que ellos o luchando por poder vivir por las ganas que yacen dentro de cada uno de ellos de vivir,

¿y nosotros aún tenemos la valentía de decir que sin el amor de nuestra vida nos morimos?

Si nos escucharan nos dirían que para ir a la escuela y haber inventado tanta tecnología somos bastante tontos, por no valorar lo que cada uno tiene y que con ello al menos podemos sobrevivir.